QUIERO SER TU BEBÉ PRECIOSO

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Estoy en tu vientre, mi primer hogar, he venido hasta aquí desde un lugar que está más allá de las estrellas, un lugar donde el amor es la luz que lo ilumina todo, allí no hace falta el resplandor del sol, porque el amor brilla alumbrando todos los rincones. Ahora estoy aquí, dentro de ti, siento los latidos de tu corazón, ¡Estoy tan bien!, no tengo frío ni calor,  me siento en casa, me siento feliz... Pero... ¿que son esos sentimientos que guardas hacia mí?, ¿por qué no me amas?, ¿por qué piensas en deshacerte de mí?, ¡yo sólo quiere ser tu bebé precioso!, no seré una carga demasiado pesada, tan sólo tómame en tus brazos y ámame, necesito muy poco, que me cantes una bella canción, que me acunes sobre tu pecho, que me digas que soy “tu bebé precioso”. ¡Mamá!, ¡mamá!, ¿dónde está mi verdadera mamá?, necesito quien me haga sentir que soy un ser maravilloso, quien se llene de alegría con sólo ver mis ojos, ¡míralos mamá!, mis ojos son grandes y negros, ¡como los tuyos!, y el hoyuelo de mi barbilla es idéntico al que tienes tú. ¡Estoy gritando mamá!, ¿por qué no me oyes?, ¡déjame al menos vivir!, quiero conocer cual es el color del mar y del cielo, esos nombres que tantas veces escuché estando dentro de ti, ¿cómo son las montañas?, ¿por qué son tan hermosas?, ¡quiero vivir mamá!, ¿por qué no me amas?, ¡sólo quiero ser tu bebé precioso!, que con ternura acaricies mi piel, que me peines con dulzura, que me hagas reír, que en tu abrazo yo pueda sentir cuanto me amas. ¡No es posible que tú seas mi madre!... Mi verdadera mamá estaría feliz por verme llegar al mundo, ese lugar que tú tanto disfrutas, y que tanto te empeñas en que yo no llegue nunca a conocer. ¡Estoy gritando!, una y otra vez.... Pero nadie escucha mi grito de socorro... estoy enviando al mundo un S.O.S.

En el hospital hay 40 cunas, 40 bebés desechados por sus madres, 40 recién nacidos no deseados, esperando ser acogidos. Ellos lloran, pero nadie les escucha. Ellos gritan, y sus lamentos quedan muertos en el silencio. Ellos siguen esperando entre lágrimas, una cálida madre, que les haga sentir que son especiales, que les mire a los ojos y les diga “¡tú eres mi bebé precioso!”, que les arranque una sonrisa, que les acerque a su pecho, ese hogar tan anhelado... ¡Mi bebé precioso!, yo seré tu madre, la tuya, y la de todos los demás, sobre mi pecho os llevaré, hay lugar para todos. Vamos a construir un hogar, allí os llevaré, allí seréis por siempre felices, allí conoceréis lo que es el amor. Vamos a construir un hogar para los indeseados, un lugar especial, donde os sentiréis plenamente amados, seres únicos y maravillosos, porque así lo sois en realidad. 40 bebés preciosos están gritando en el hospital, 40 cunas tan frías como tumbas...

Y yo puedo oír en el aire millones de S.O.S., millones de voces gritando “¡quiero ser tu bebé precioso!”... Y el cielo oyó los lamentos, y el cielo envió a un constructor, él edificará un hogar para todos ellos, y vivirán felices en familia, allí conocerán el don más grande del universo, el milagro de nacer, y el poder que sustenta la vida, el amor. Estoy en cima de la montaña más alta de la tierra, desde allí miro hacia el valle, y veo una casa, grande, hermosa. Hay un jardín, allí la alegría brota así como las flores que lo adornan, y veo 40 niños jugar, están corriendo alrededor de la casa, están saltando de felicidad, por fin encontraron lo que buscaban, haber sido bebés preciosos. En la cima de la montaña mis ojos de convirtieron en una fuente de lágrimas, y estas cayeron al suelo, allí creció la hierba de la esperanza. La montaña seca ahora se ha llenado de esplendor. He descendido, me he acercado a la casa, he jugado con los niños, los he tomado en brazos, ellos me han dicho al oído que ahora son felices. Oigo una potente voz en mi corazón: “¡Seré la madre de todos!, ¡vayamos y construyamos un hogar!”.

Juanjo Conejo

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