Redacció

Me siento algo triste. Vivo en un país mentiroso, hipócrita y que sólo reacciona de cara a la galería.

Se cuenta que la política de un país,es la voz del pueblo. Con nuestros votos nos implicamos en las actuaciones de nuestros políticos, lo que nos hace parte responsable de cómo se gestiona ese voto. Es el ABC de la política y debería ser la de los políticos. Nuestros políticos son el gran ejemplo de la más grande de las  mentiras de este país que llamamos democrático y de bienestar. Hace tiempo, escribí, que el primer mentiroso era el propio rey de España. “La justicia es igual para todos”, frase suya en uno de sus discursos institucionales al pueblo soberano. Aquellos que le idolatran o simplemente creen en las princesas y príncipes de los cuentos, bailaron con reverencias  esas palabras y cualquier cosa que haga o diga el Monarca.

Señores, intentaré creerme que la justicia es igual para todos, lo que me es imposible creer, es que se aplica igual a todos. La cantidad de dinero, contactos y peloteos de influencias varias, te acerca más a la inocencia o culpabilidad en los juzgados de este país. Sólo es necesario mirar el interior de las cárceles y quién duerme en ellas. Pocos políticos. ¿Será que son aforados? ¿Igual para todos? Convénzanme por favor.

David Creus