Somos más
Esmeralda Ponce
Si nos fijamos en las noticias, ya sean sociales o políticas, solemos indignarnos y comentar lo mal que van las cosas. Comentarios que por lo demás forman parte de nuestra vida desde pequeños, pues a nuestros mayores les escuchábamos valorar lo mismo en épocas anteriores.
En parte está bien, pues el hecho de no estar satisfechos de cómo funcionan las cosas, nos reta a pensar en otras formas de enfrentar los retos o problemas, y así llegamos al futuro con multitud de temas evolucionados para ofrecernos mayor tecnología, comodidad, bienestar, entre otros aspectos. Sin embargo, pareciera que aunque nos vamos rodeando de modernidad, a nivel de sentimientos y funcionamiento humano seguimos estando verdes.
Juzgamos a quien no piensa como nosotros, tema recurrente en la humanidad, y que lamentablemente ha sido el inicio de todo tipo de conflictos. Pareciera que lo más importante es tener la razón, mostrándonos pocas veces dispuestos a considerar los otros puntos de vista, ya sea que hablemos de ideologías o creencias.
Pero somos esas mismas personas, las que si nos encontramos con alguien necesitado de ayuda urgente, estamos dispuestos a colaborar.
Con la realidad de los refugiados estamos indignados de la gestión política que se nos muestra a través de los medios de comunicación, la lentitud y falta de concreción de los que mandan nos resultan desesperantes, pero junto a esa información no pasa desapercibida la reacción de los vecinos, solidarios y amables, que ofrecen un vaso de agua, reposo, abrigo, o un simple aplauso al paso de la caravana sin fin, demostrando que aún somos humanos y compartimos la Tierra con bondad, buena disposición y respeto por quienes han tenido que vivir esa dura prueba.
De manera que, aún cuando valoremos que las cosas van mal, que hayan tensiones políticas en nuestro entorno, que los medios nos vendan un permanente conflicto en muchas áreas, y que nos muestren sobre todo lo escandalosamente feo, en otro nivel, más de especie, con diversos gestos, a veces ocultos y mudos, vamos aportando en positivo por el bien común, aunque no salga en las noticias, por lo que, con alivio, podemos sonreír agradecidos al darnos cuenta de que los buenos somos muchos más.